¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!!

"Los libros son la vida, se parecen al buen vino", dice el escritor Juan José Saer, quien entre un juego de frases y palabras, intenta siempre transmitir ese empujoncito necesario a la gente, para que se familiarice con el libro, el objeto a explorar.
Muchas son las definiciones que nos revolotean a la hora de afirmar, lo que es realmente ese conjunto de hojas, lleno de letras, que conforman un libro. Sí, ese elemento tan extraño para algunos y a la vez tan ligado para otros, a un mundo desconocido lleno de ensueños que plantean, en nosotros como lectores, la misión de experimentar nuevas sensaciones.
Gracias al impulso de leer, el hombre puede conocerse a sí mismo, reflexionar y disfrutar de las diversas fantasías que contiene un libro. El verdadero placer de la lectura, debe ser un disfrute connatural al acto de leer.
Abrir un libro, es agrietar esa puerta que nos deriva hacia un universo irreal que llevamos dentro, y en donde nos incentiva a darnos cuenta que ya, no somos los mismos. Como diría el escritor Ernesto Sábato: "Un buen libro, es aquel que te cambia la vida".
Todo ser humano que disputa la aventura de explorar nuevos géneros literarios, es porque logró encontrar, aún sin darse cuenta, un indiscutible tesoro, y en donde el desafío se pone de manifiesto al enfrentarnos cara a cara con lo imaginario.

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