¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!!

Volver  Volver

Bestiario:

La realidad de un sentimiento bestial

By Marina.

Con una técnica narrativa que rompe el orden cronológico y espacial, el escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984), irrumpe allá por el año 1951, con una de sus obras más características: Bestiario.

Si uno se sumerge en sus cuentos, los cuales enebran esa literatura fantástica basada en lo irreal como puro sentimiento, se puede denotar la fuerte imagen política de un pueblo que no quiere ser usurpado por un gobierno de turno. Planes para generar una escapatoria y no seguir perteneciendo a una masa con modelos de conducta y normas impuestas en la sociedad, son los principales puntos de arranque, por ejemplo, en "Casa Tomada" y "Ómnibus".

La rutina, los sentimientos como hechos reales y la irrealidad transformada en ese sentimiento, hacen que en este juego de frases y palabras, los protagonistas se vean constantemente ahogados en su propia sombra y en un pasado, presente y futuro que los condena diariamente.

Animales que no existen, pero que están sólo en el mundo "Cortazareño", lleva a la idea de catalogarlos reales o imaginarios, como en la Edad Media, cuando en las obras con animales, servían como símbolos de una significación moral o religiosa. Es el caso de las - mancuspias - en Bestiario", cuento que da nombre al libro.

¿Será verdad, eso que dicen, que toda persona que lee un cuento de Cortázar, se da cuenta que la vida ya no es la misma?. El lector, al querer explorar por un segundo las ideas de este autor, termina siendo parte de sus personajes, los cuales logran ver en su propia vida, el puente de "Lejana", como una "...adherencia maligna, usurpación indebida y sorda..."


¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!! ¡¡Arriba las manos!!

 

Web Design - ArweniTa © 2002